Tarcisio Mora, uno de los más radicales líderes sindicales del país, repartía con entusiasmo unas banderitas del Polo Democrático y para ello usaba un advenedizo y oportunista argumento: “Tomen unas banderitas de la paz…”. Así se deshizo de varias, pero tuve que presenciar cómo a otro grupo al que él llegaba le condicionaba: “Ahh no, pero deme unas de Uribe”. Por supuesto, la cara de frustración no pudo ser más reveladora.
Esta mañana miles de colombianos marcharon por las calles de más de 1.040 municipios y por cerca de 40 ciudades en todo el mundo. Juanes cantó el himno en París y allá Ingrid Betancourt –que no es muy hábil en los pronunciamientos de plaza pública– le dedicó unas palabras a los secuestrados. Precisamente, el presidente Uribe festejaba en Leticia, capital de Amazonas, junto a los presidentes de Brasil y de Perú, junto a Shakira y Carlos Vives y junto a un inmenso desfile de cortesanos llegados de Bogotá para quedar bien ante ‘el jefe’.
Mientras tanto, en Bogotá la gente salía a las calles aprovisionándose de gorras, banderitas, balacas, silbatos y camisetas blancas que ya se vendían con el último aliento en solo $4.000 pesos. Esta vez el mercadeo estaba más prolífico dados los antecedentes de la marcha del 4 de febrero.
Muchos salieron, al parecer, porque no tenían nada más que hacer, desfilaban sus modas y se tomaban fotos entre ellos como si se tratara de cualquier acontecimiento social; otros, la gran mayoría, se les veía mucha convicción.
Al fin de cuentas, a diferencia de lo que fue la marcha del 4 de febrero, en esta desfilaban predominantemente los grupos familiares y de amigos, y no de compañeros de trabajo o de la universidad, como ocurrió en la anterior manifestación. En esta oportunidad, con un clima más adverso y con la diferencia de ser en un día de descanso, los resultados en asistencia debieron ser muy similares; aún no he visto cómo se vio en otros puntos de la ciudad.
Marcharon en este punto de la ciudad varias figuras públicas, pero de la política no de la farándula como había pasado en la del ’4F’. En este punto de la ciudad estaban los sindicalistas de la CGT, la gente del Polo Democrático, del Partido de la U, de las misiones cristianas y hasta del vetusto movimiento de Regina 11, otrora bruja y candidata presidencial (los dos roles, simultáneamente). Me llamó la atención que en esta ocasión no se vieron mayores tensiones entre uribistas y antiuribistas.
De algunas muy pocas empresas marcharon sus empleados y de la Personería de Bogotá, pero como decíamos antes, era más gente sin ningún tipo de filiación. Gente y perros. Al menos 50 perritos de todas las razas –y ataviados con camisetas conmemorativas– eran ‘arrastrados’ (para no usar el eufemismo “paseaban”) por sus amos.
Los congresistas miraban al pueblo con arrogancia desde unas escalinatas y detrás de una barrera física y una policial que los separaba de nosotros, la chusma. Aunque todos tenían camisetas blancas encima de sus trajes, se les veía distantes.
Hacia las 12:10 del medio día, aproximadamente, comienzo a abandonar la Plaza. En ese momento el aforo de ese lugar público estaba lleno en un 80-85% aproximadamente. El esfuerzo por salir de allí es inmenso, podía irme por otra calle, pero caí en cuenta que una buena forma de medir el impacto era justamente saliendo en contravía de la marcha. Así, avanzar de la Plaza de Bolívar hasta la calle 19 (un poco más de 5 ó 6 cuadras) fue una odisea de media hora. Eso creo que da un detalle de la densidad en el tráfico humano hacia la Plaza.
Hice una pausa y comí algo en la calle 21 con octava; estuve tal vez unos 20 minutos allí; salí y de ahí hasta la calle 40, la densidad aún se mantenía muy vigorosa, aunque ya había descendido un poco. Miré al norte por la Séptima y todavía se veía una mancha blanca en el horizonte. Hasta ahí llegué.
Miraré los medios para ver cómo se ha registrado el tema. Mientras tanto, los dejo con una fotos (tomadas con el celular, el 80% de las fotos las tengo en una cámara ‘semipro’ pero no puedo descargarlas porque no tengo la lectora de tarjetas… y las fotos de la cámara más grande) y un par de videos: En uno de ellos se ve a la gente ingresando a la Plaza durante unos instantes y otro en el que al final aparece de forma surrealista, un personaje de película
PDTA: En tiempo real, el cubrimiento lo hicimos vía Twitter.
Actualización: Todas las fotos.